sábado, 31 de marzo de 2012

Buenos Aires

Me encanta Buenos Aires. Para los "nativos" no debe ser nada fuera de lo común, pero a los "pajueranos" nos deslumbra. La primera impresión que se tiene (o al menos a mis ojos) es que todo es enorme: los edificios, las avenidas, los carteles, los contenedores en el puerto. Otra cosa que me gusta es que siempre, a toda hora y en todo lugar, hay algo para hacer o para ver. Todas las veces que he estado he tenido la suerte de alojarme en pleno centro (¿o debería decir microcentro?), por lo tanto todo lo que me rodea es lindo e interesante. Si agregamos los negocios que acá no tenemos, la cantidad de extranjeros que siempre hay dando vueltas (y la oportunidad de poder hablar en otro idioma si por casualidad nos preguntan algo!), y descansar de escuchar nuestra tonada, la ciudad me resulta más que atractiva. Por lo menos una vez al año hay que estar ahí aunque sea un par de días.

Se imaginarán entonces mi felicidad cuando hace dos semanas me dijeron "mañana tenés que estar en Buenos Aires". Era la primera que vez que iba a trabajar (en el 2006 me mandaron dos semanas pero para hacer un curso), y ahí las cosas cambiaron, y Buenos Aires no es tanto una tierra de ensueños cuando hay obligaciones que cumplir.

Si bien la oficina está en una ubicación inmejorable (y el hotel en el que me alojé también), en esos cinco días (o antes) el ritmo de la ciudad me agotó. Acá tengo mi horario de almuerzo, que se respeta y durante el cual estoy tranquila. Allá era salir corriendo a comprar algo y volver a comer en el escritorio mientras se sigue trabajando. El primer día me fui casi a las 20.30. El jefe que tenía me pedía mil cosas a la vez y en 10 segundos quería que las tuviera listas a todas. Los días que salía medianamente temprano, estaba tan agotada que lo único que quería era cenar y dormir.

Muchas veces consideré la posibilidad de irme a vivir allá, pero después de esta experiencia, creo que lo pensaría dos veces.

Reformulo: me encanta Buenos Aires, pero sólo como turista.

viernes, 9 de marzo de 2012

Trastorno de ansiedad

Les anticipo que esta entrada es un poco densa, pero necesito desahogarme. A lo mejor hay alguien que pasa por lo mismo y me da algún consejo, o aunque sea un "te entiendo".

La primera vez fue a principios de 2002. Creo que empezó cuando me compré unos lentes de contacto que me dejaron unos defectos en la visión por un par de días. Luego de la visita al oculista, del reclamo a la óptica y de los nuevos lentes, ya no tenía de qué preocuparme, pero había quedado algo nerviosa, o deprimida. Rara. Semanas después, mientras cursaba el ingreso a Comunicación Social, me empezó a pasar algo más raro. Cuando iba por la calle sentía que me mareaba o que me iba a desmayar, cuando quería estudiar no podía concentrarme (mi hermana me tenía que leer), se me había cerrado el estómago y estaba constantemente nerviosa (movía un pie o me mordía una uña). Los días que tenía ensayo de coro no quería ir, pero tampoco quería quedarme en mi casa. No recuerdo cuánto duró (no más de diez días, supongo), pero se me pasó, solo.

La segunda vez fue en septiembre de 2004. Después de haber estado cuatro días en cama por una faringitis, el día que tenía que volver a trabajar me sentía rara, como flotando, así que fui a avisar que me volvía a mi casa. Si mal no recuerdo esa tarde me desmayé porque no había comido casi nada. Al día siguiente volví a la oficina, pero cerca del mediodía me empecé a sentir rara otra vez, mareada, nerviosa. Mi papá me fue a buscar y me llevó al trabajo de mi mamá (un servicio de emergencias), donde un médico amigo de ella me dijo que tenía una crisis histérica y me recetó unas pastillas. Éstas me calmaron un poco pero seguía igualmente rara, así que fui a la guardia psiquiátrica de un sanatorio, donde me diagnosticaron trastorno de ansiedad y me derivaron a un psiquiatra, al cual fui pocas sesiones y quien me dijo que para curarme tenía que liberarme de lo que me estaba haciendo mal. Yo sabía qué era, pero no quería hacerlo, así que entre pastillas la fui piloteando por casi un año.

Me cambié de trabajo y mejoré un poco, pero a fines de 2006 volvieron los mismos síntomas: no poder comer, sentir que me mareaba, nervios. Fueron unos 4 meses en los que bajé muchísimo de peso, hasta que finalmente tomé la decisión que el psiquiatra me había aconsejado un par de años antes, y mágicamente me recuperé.

O casi. A fines de 2007, otro asunto de mi vida hizo que la locura volviera. Otra vez fue necesario cambiar de trabajo para alejarme de lo que me estaba haciendo mal, y me recuperé y me mantuve sana por más de un año. A principios del 2009 me atacó otra vez la ansiedad pero duró apenas unos días. Durante el 2010 no recuerdo, pero creo que estuve bien. El 2011 fue un desastre, y si bien no llegué a experimentar todos los síntomas de la ansiedad, estuve nerviosa y bajé de peso. Ahora parece que todo el año anterior se me vino encima y los síntomas del trastorno también. Y como si eso no fuera suficiente, zas! una mala noticia en el trabajo, que en circunstancias normales no me habría afectado demasiado, terminó destruyéndome y caí nuevamente. Hace más de una semana que volví a tomar un ansiolítico porque no puedo dormir, me despierto con nervios como si estuviera a punto de tirarme de un avión con un paracaídas que sé que no se va a abrir, tengo un nudo en la garganta que no me deja tragar nada sólido, como tengo hambre me imagino que estoy por desmayarme y eso me asusta más y me pone más nerviosa, el corazón está a mil, tengo ganas de llorar sin motivo (la semana pasada tuve dos crisis de llanto inexplicables), no tengo ganas de hacer nada.

Busco leer cosas que me ayuden pero no siempre funciona. Los ejercicios de yoga que aprendí para estos casos no me hacen nada. En otras ocasiones me hizo muy bien el reiki y las flores de bach, pero la mina que me atiende está de vacaciones. Mi médico homeópata también me dio un turno para muy adelante. No sé si ir a un psicólogo. Me da por las bolas pagarle a un desconocido sólo para contarle las desgracias de mi vida. No tengo con quién hablar, mi familia ya está harta de estas crisis mías y no tengo amigos lo suficientemente cercanos como para que me banquen en esto, la única amiga que me entiende, porque además sufre de lo mismo, está en Canadá. Voy a retomar danza, para ver si libero toda la mierda energética que tengo acumulada. Ah, también leí que estos problemas tendrían una causa química, de los neurotransmisores que cuando se liberan en la sangre producen estos trastornos psicológicos; tengo el dato de un médico que es muy bueno en este asunto pero tampoco quiero que me haga mil estudios y me llene de medicamentos.

El que nunca pasó por esto (angustia, trastorno de ansiedad, ataques de pánico) no sabe lo que es. Ya he escuchado mil cosas, desde "eso porque no tenés problemas serios, solamente pensás en pavadas" hasta "relajate, todo está bien". No se puede. Yo sé que es mental, que tengo que controlarme, tranquilizarme, pensar en que no me va a pasar nada porque en definitiva me pasó otras veces y ya sé cómo es y de todas me recuperé, pero no siempre lo logro. Los que me rodean no entienden lo mal que uno se siente y no entienden que no quiera salir, o que no tenga ganas de reirme, o que no tenga energías para nada. Otras veces la gente ni se entera, finjo una sonrisa, sostengo una conversación mientras mentalmente pienso "por favor que se calle y se vaya o me voy a desmayar acá mismo". Lo que más me preocupa es que la pelota de angustia que tengo en la garganta no me permite comer, y cada vez parezco más un esqueleto. ¿Por qué no soy de esas personas que cuando están ansiosas comen y comen?

En fin, así es como me siento por estos días. Bastante confuso me debe haber salido el texto, porque lo escribí de corrido casi sin pensar. ¿A alguno de ustedes les pasó algo similar? Seguro que sí. Me acuerdo que en una época, éramos cuatro mujeres en la oficina, y las cuatro habíamos pasado por esto en algún momento.

Me pregunto si estas idioteces mentales también ocurrían durante la edad media o son cosa de la vida moderna.